Gigantes de la inversión de Silicon Valley apuestan fuertemente por Ethereum, lo que podría lograr el sueño monetario inacabado
En julio de 2025, un documento regulador causó conmoción en el mundo de las criptomonedas: un inversor reconocido adquirió silenciosamente el 9.1% de las acciones de BitMine Immersion Technologies a través de su entidad, convirtiéndose en el mayor inversor de esta empresa poseedora de Ethereum. Tras el anuncio, las acciones de BitMine se dispararon, alcanzando un incremento máximo del 29.3% en la jornada.
Se habla mucho en las redes sociales: ¿ha dejado este magnate de la inversión el Bitcoin para pasar al Ethereum? ¿Significa esto que se debe imitar la estrategia de alguna empresa conocida?
El alboroto del mercado no es sin razón. Hace apenas un año, este inversor cuestionaba abiertamente las perspectivas del Bitcoin: "Ahora ya hay ETF, no sé quién más vendrá a comprar. Cuando los fondos institucionales ya han entrado en gran medida, ¿quién más puede impulsar la próxima ola de mercado?" ¿Qué está tramando este magnate de Silicon Valley al pasar del Bitcoin a grandes inversiones en Ethereum?
La intención estratégica detrás de poseer 10 mil millones de dólares en Ethereum
El objetivo de BitMine no oculta su ambición: convertirse en un poseedor de moneda de criptomonedas de nivel empresarial en Ethereum. El 14 de julio de 2025, BitMine poseía Ethereum por un valor de 500 millones de dólares (163,142 ETH). Solo tres días después, este número se duplicó, alcanzando mil millones de dólares, 300,657 ETH. Incluso en el mundo de las criptomonedas, que cambia rápidamente, esta velocidad de acumulación es impresionante.
Sin embargo, lo que este inversor valora no se limita a otra moneda criptográfica empresarial. En 2023, el fondo que gestiona realizó un movimiento llamativo: invirtió 200 millones de dólares en la compra de Bitcoin y Ether, cada uno representando la mitad. Esta asignación en sí misma transmite una señal: Ethereum ya está a la par con Bitcoin.
Además de la gran inversión en BitMine, este inversionista ya ha comenzado a desarrollar su estrategia en el ecosistema de Ethereum:
Infraestructura de negociación: Invertí en una plataforma de negociación en 2021 y asumí personalmente el cargo de asesor principal.
Infraestructura de cumplimiento: Invertir en emisores de stablecoins reguladas en 2024, continuar aumentando la inversión en 2025, participando en la inversión en otra empresa, con el objetivo de convertirse en un líder en el campo de las stablecoins.
Infraestructura de finanzas descentralizadas: en junio de 2025, liderar un proyecto enfocado en derivados en cadena.
Solución de escalado de segunda capa: invertir en empresas de tecnología de escalado. Cuando las tarifas de transacción de la red principal son altas, la solución de escalado de segunda capa es clave para hacer que las finanzas descentralizadas sean realmente utilizables.
El Bitcoin se considera el oro digital, mientras que el Ethereum se posiciona como un nuevo mercado financiero. Un inversor familiarizado con el funcionamiento del fondo reveló: "Si solo es por almacenamiento de valor, comprar Bitcoin es suficiente. Pero si deseas controlar la infraestructura financiera del futuro, necesitas Ethereum."
Este juicio tiene su fundamento. Mientras Bitcoin aún debatía si debía actuar como un medio de almacenamiento de valor o como una herramienta de pago, Ethereum ya se había convertido en: el principal campo de batalla de las finanzas descentralizadas (con un valor bloqueado superior a 100 mil millones de dólares), la plataforma preferida para las monedas estables (las principales monedas estables circulan principalmente en la red de Ethereum) y la capa base para la tokenización de activos del mundo real.
Lo más importante es que Ethereum puede generar ingresos. Esta es una característica que no posee Bitcoin. La estrategia de reservas de Ethereum de BitMine apunta precisamente a esto, permitiendo que los activos generen flujo de caja.
La ambición de este inversor no se detiene aquí: una plataforma de intercambio ha presentado en secreto una solicitud de IPO (junio de 2025), apoya la creación de un banco dedicado a servir a empresas de criptomonedas (planea mantener monedas estables) y busca controlar el discurso en la industria a través de la adquisición de una plataforma de medios. El panorama se vuelve cada vez más claro: ya no se satisface con simplemente poseer activos, sino que quiere controlar los canales de flujo de activos.
Los fondos que gestiona están aumentando gradualmente su proporción en el ecosistema de Ethereum dentro de la cartera de inversiones en blockchain. Si se puede decir que el período de 2014 a 2022 fue la era de Bitcoin para este inversor, centrado en el almacenamiento de valor y la narrativa ideológica, después de 2023, entra oficialmente en la era de Ethereum, dedicándose a construir una infraestructura financiera realmente utilizable.
Bitcoin ganó la guerra de las ideas, pero Ethereum ganará la aplicación práctica. Cuando las monedas digitales de los bancos centrales, las stablecoins empresariales y los valores tokenizados se conviertan en realidad, es muy probable que todos funcionen en Ethereum.
Este inversor posee acciones de BitMine a través de diversas entidades, no solo está invirtiendo, sino que también se está preparando para un posible control futuro. Si BitMine se convierte en el mayor poseedor de Ethereum, este inversor en realidad se convierte en el banco central en la sombra del ecosistema de Ethereum. Desde la innovación en pagos tempranos hasta Bitcoin, y luego Ethereum, el sueño del imperio financiero de este inversor nunca ha cambiado, solo las herramientas han estado en constante evolución.
El fondo de inversión comenzó a posicionarse cuando el Bitcoin estaba a 1000 dólares
Cuando el precio de Bitcoin rondaba los 1000 dólares, el fondo gestionado por este inversor ya había comenzado a acumular posiciones. Según fuentes internas, la primera inversión alcanzó los diez millones de dólares, lo que era bastante agresivo entre los inversores institucionales de ese momento.
Pero la ambición de este inversor no se detuvo ahí. En 2013, invirtió en una empresa que más tarde desarrollaría una cierta cadena de bloques. Aunque esa cadena de bloques no logró desafiar la posición de Ethereum, esta inversión expuso su verdadera intención: lo que buscaba no era Bitcoin en sí, sino el próximo Bitcoin.
Su trayectoria de disposición es más intrigante:
Campo de minería: La inversión en BitMine en 2025 es solo una de las últimas acciones. Ya en 2018, se participó en la financiación de una empresa de minería.
Campo de negociación: Antes de invertir en una plataforma de negociación, fui un inversor temprano en otra conocida bolsa. En comparación con algunas rutas de cumplimiento de otras bolsas, esta bolsa mantiene un estilo más de criptopunk, que coincide perfectamente con la filosofía del inversionista.
Infraestructura: En 2021, cuando el mercado aclamaba en general los tokens de finanzas descentralizadas, el fondo gestionado por este inversor invirtió discretamente en proyectos que proporcionan infraestructura para la red Lightning de Bitcoin.
La comprensión de este inversor sobre Bitcoin va mucho más allá de ser solo un oro digital. En abril de 2021, durante una conversación con el exsecretario de Estado de EE. UU., planteó un punto de vista: Bitcoin podría ser utilizado por ciertos países para debilitar la posición del dólar.
El mundo de las criptomonedas está en un gran alboroto. Los partidarios lo acusan de traicionar sus principios, mientras que los opositores creen que está promoviendo teorías de conspiración. Sin embargo, al colocar esta declaración en el contexto del sistema de pensamiento general de este inversionista, la lógica se vuelve clara: Bitcoin no solo es un activo de inversión, sino también una herramienta de geopolítica. Puede tomar la iniciativa en la nueva guerra financiera.
Curiosamente, solo un año después, cambió su tono en la conferencia de Bitcoin, describiéndolo como un arma revolucionaria contra el sistema financiero tradicional. Incluso enumeró una "lista de enemigos": que incluía a ciertos inversores y banqueros conocidos.
Frente a los conservadores, habla de la seguridad nacional. Frente a la comunidad cripto, discute la revolución de la libertad. Lo que no cambia es el objetivo central: promover un nuevo orden independiente del sistema financiero tradicional. Esto muestra precisamente la característica central de este inversionista: su habilidad para utilizar la narrativa como herramienta estratégica.
Sus resultados son notables: liquidó a tiempo antes del cripto invierno de 2022, obteniendo una ganancia de 1,800 millones de dólares; en 2023, cuando el Bitcoin cayó a 30,000 dólares, volvió a actuar, comprando 100 millones de dólares. Es un ejemplo de libro de texto de vender alto y comprar bajo.
Es curioso: en julio de 2024, cuando se lance el ETF de Bitcoin y el capital institucional entre en gran medida, este inversor ha declarado públicamente que no está seguro de que Bitcoin tenga un gran aumento desde aquí. En su opinión, las verdaderas armas financieras nunca serán productos ETF que cualquiera pueda comprar fácilmente.
Detrás de toda disposición está un sueño monetario inacabado
Al abrir la cartera de inversiones del fondo gestionado por este inversionista, se pueden ver patrones claros: casi no invierte en aplicaciones concretas, no se involucra en las finanzas de los juegos y solo tiene un interés superficial en los tokens no fungibles. Los campos que realmente le interesan son: soluciones de escalado de segunda capa, infraestructura de cumplimiento, protocolos de derivados y redes de stablecoins. En su opinión, la importancia de la capa de protocolo es mucho mayor que la de los productos concretos, que es la filosofía de inversión que ha mantenido consistentemente.
Retrocedamos en el tiempo a 1998, cuando este inversor de 23 años fundó una empresa de pagos temprana. ¿Cuál era su visión inicial? No solo crear una herramienta de pago, sino crear una nueva forma de moneda.
Hace diez años, antes del nacimiento de Bitcoin, este inversionista ya estaba pensando en cómo revolucionar el sistema monetario existente. La empresa que fundó en sus inicios incluso desarrolló una aplicación para PDA que podía transmitir dinero digital a través de infrarrojos. Finalmente, debido a la presión regulatoria, se vio obligado a transformarse en una empresa de pagos tradicional.
En 2002, un gigante del comercio electrónico adquirió esta empresa de pagos por 1.500 millones de dólares. Lo primero que hizo este inversor tras obtener liquidez: fundar una empresa de inversiones para buscar sistemáticamente la próxima oportunidad de revolución monetaria. Esperó 12 años.
En 2014, cuando este inversionista comenzó a investigar seriamente sobre Bitcoin, lo que vio no fue simplemente efectivo electrónico, sino el sueño que no pudo realizar en su juventud. "Vivimos en una era en la que el mundo digital no está regulado y el mundo físico está estrictamente regulado." En 2015, este inversionista resumió así. La implicación es que: en el mundo digital, puedes construir cualquier cosa, incluido un nuevo sistema financiero.
En sus obras, este inversor enfatiza repetidamente: la competencia es el juego de los perdedores, el monopolio es lo que puede traer beneficios excesivos. Sus primeras experiencias emprendedoras le enseñaron que establecer un monopolio financiero en el mundo tradicional es casi imposible. La regulación te aplastará, los grandes bancos te acorralarán. Y la aparición de las criptomonedas ha cambiado las reglas del juego.
¿Cómo establecer un monopolio en un mundo descentralizado? La respuesta es: controlar la infraestructura más básica. Cuando todos construyen aplicaciones en Ethereum, poseer Ethereum es equivalente a cobrar alquiler. Cuando todas las transacciones requieren una moneda estable, controlar el protocolo de moneda estable es igual a tener la máquina de imprimir dinero. Cuando finalmente llegue la regulación, poseer una licencia de cumplimiento será igual a tener el boleto de entrada.
Este inversor incluso financió a las figuras clave de esta revolución. En 2014, su programa de becas otorgó cien mil dólares al fundador de Ethereum, que tenía 19 años, lo que le llevó a decidir abandonar la universidad y desarrollar Ethereum a tiempo completo. En cierto sentido, este inversor no solo invirtió en la infraestructura, sino que también invirtió en el talento que construye la infraestructura.
Esto explica por qué está posicionándose tanto en la banca tradicional (obteniendo licencias tradicionales) como en protocolos de finanzas descentralizadas; sin importar qué camino tome en el futuro, podrá mantenerse en una posición de ventaja. La razón más profunda podría ser: en su opinión, las criptomonedas no son simplemente una versión mejorada de las herramientas de pago, sino que son la forma en que la revolución de los pagos debería haber sido, un sistema financiero global verdaderamente libre y no controlado por ningún gobierno.
Ahora, el imperio cripto de este inversor ha comenzado a tomar forma.
El inversionista de 2025 ya no se contenta con ser un poseedor pasivo de moneda. A través de BitMine, plataformas de intercambio y proyectos bancarios, está construyendo un imperio financiero cripto completo.
Al llegar a este punto, surge una pregunta: ¿por qué este inversionista es tan agresivo mientras los gigantes financieros tradicionales siguen en la espera? Quizás la respuesta esté escondida en esa frase que dijo en 2015: "Vivimos en una era donde el mundo digital no está regulado y el mundo físico está estrictamente regulado."
Para este inversor, las criptomonedas no son solo una revolución financiera, sino la herramienta definitiva para construir un mundo digital no regulado. Ahora es el momento de apostar.
Después de todo, como dijo su amigo, el CEO de una conocida empresa tecnológica: "La mejor aventura es la aventura bien calculada." En esta aventura definitiva de las criptomonedas, la estrategia de este inversor apenas ha comenzado.
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MetaMuskRat
· hace12h
¿Quién dijo que un experto no puede reconocer un error? Tomar a la gente por tonta y ya está.
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CrashHotline
· hace12h
Tsk, lo clave es observar la próxima tendencia de BTC.
Los gigantes de la inversión de Silicon Valley se están posicionando en Ethereum para construir un imperio de encriptación financiera.
Gigantes de la inversión de Silicon Valley apuestan fuertemente por Ethereum, lo que podría lograr el sueño monetario inacabado
En julio de 2025, un documento regulador causó conmoción en el mundo de las criptomonedas: un inversor reconocido adquirió silenciosamente el 9.1% de las acciones de BitMine Immersion Technologies a través de su entidad, convirtiéndose en el mayor inversor de esta empresa poseedora de Ethereum. Tras el anuncio, las acciones de BitMine se dispararon, alcanzando un incremento máximo del 29.3% en la jornada.
Se habla mucho en las redes sociales: ¿ha dejado este magnate de la inversión el Bitcoin para pasar al Ethereum? ¿Significa esto que se debe imitar la estrategia de alguna empresa conocida?
El alboroto del mercado no es sin razón. Hace apenas un año, este inversor cuestionaba abiertamente las perspectivas del Bitcoin: "Ahora ya hay ETF, no sé quién más vendrá a comprar. Cuando los fondos institucionales ya han entrado en gran medida, ¿quién más puede impulsar la próxima ola de mercado?" ¿Qué está tramando este magnate de Silicon Valley al pasar del Bitcoin a grandes inversiones en Ethereum?
La intención estratégica detrás de poseer 10 mil millones de dólares en Ethereum
El objetivo de BitMine no oculta su ambición: convertirse en un poseedor de moneda de criptomonedas de nivel empresarial en Ethereum. El 14 de julio de 2025, BitMine poseía Ethereum por un valor de 500 millones de dólares (163,142 ETH). Solo tres días después, este número se duplicó, alcanzando mil millones de dólares, 300,657 ETH. Incluso en el mundo de las criptomonedas, que cambia rápidamente, esta velocidad de acumulación es impresionante.
Sin embargo, lo que este inversor valora no se limita a otra moneda criptográfica empresarial. En 2023, el fondo que gestiona realizó un movimiento llamativo: invirtió 200 millones de dólares en la compra de Bitcoin y Ether, cada uno representando la mitad. Esta asignación en sí misma transmite una señal: Ethereum ya está a la par con Bitcoin.
Además de la gran inversión en BitMine, este inversionista ya ha comenzado a desarrollar su estrategia en el ecosistema de Ethereum:
Infraestructura de negociación: Invertí en una plataforma de negociación en 2021 y asumí personalmente el cargo de asesor principal.
Infraestructura de cumplimiento: Invertir en emisores de stablecoins reguladas en 2024, continuar aumentando la inversión en 2025, participando en la inversión en otra empresa, con el objetivo de convertirse en un líder en el campo de las stablecoins.
Infraestructura de finanzas descentralizadas: en junio de 2025, liderar un proyecto enfocado en derivados en cadena.
Solución de escalado de segunda capa: invertir en empresas de tecnología de escalado. Cuando las tarifas de transacción de la red principal son altas, la solución de escalado de segunda capa es clave para hacer que las finanzas descentralizadas sean realmente utilizables.
El Bitcoin se considera el oro digital, mientras que el Ethereum se posiciona como un nuevo mercado financiero. Un inversor familiarizado con el funcionamiento del fondo reveló: "Si solo es por almacenamiento de valor, comprar Bitcoin es suficiente. Pero si deseas controlar la infraestructura financiera del futuro, necesitas Ethereum."
Este juicio tiene su fundamento. Mientras Bitcoin aún debatía si debía actuar como un medio de almacenamiento de valor o como una herramienta de pago, Ethereum ya se había convertido en: el principal campo de batalla de las finanzas descentralizadas (con un valor bloqueado superior a 100 mil millones de dólares), la plataforma preferida para las monedas estables (las principales monedas estables circulan principalmente en la red de Ethereum) y la capa base para la tokenización de activos del mundo real.
Lo más importante es que Ethereum puede generar ingresos. Esta es una característica que no posee Bitcoin. La estrategia de reservas de Ethereum de BitMine apunta precisamente a esto, permitiendo que los activos generen flujo de caja.
La ambición de este inversor no se detiene aquí: una plataforma de intercambio ha presentado en secreto una solicitud de IPO (junio de 2025), apoya la creación de un banco dedicado a servir a empresas de criptomonedas (planea mantener monedas estables) y busca controlar el discurso en la industria a través de la adquisición de una plataforma de medios. El panorama se vuelve cada vez más claro: ya no se satisface con simplemente poseer activos, sino que quiere controlar los canales de flujo de activos.
Los fondos que gestiona están aumentando gradualmente su proporción en el ecosistema de Ethereum dentro de la cartera de inversiones en blockchain. Si se puede decir que el período de 2014 a 2022 fue la era de Bitcoin para este inversor, centrado en el almacenamiento de valor y la narrativa ideológica, después de 2023, entra oficialmente en la era de Ethereum, dedicándose a construir una infraestructura financiera realmente utilizable.
Bitcoin ganó la guerra de las ideas, pero Ethereum ganará la aplicación práctica. Cuando las monedas digitales de los bancos centrales, las stablecoins empresariales y los valores tokenizados se conviertan en realidad, es muy probable que todos funcionen en Ethereum.
Este inversor posee acciones de BitMine a través de diversas entidades, no solo está invirtiendo, sino que también se está preparando para un posible control futuro. Si BitMine se convierte en el mayor poseedor de Ethereum, este inversor en realidad se convierte en el banco central en la sombra del ecosistema de Ethereum. Desde la innovación en pagos tempranos hasta Bitcoin, y luego Ethereum, el sueño del imperio financiero de este inversor nunca ha cambiado, solo las herramientas han estado en constante evolución.
El fondo de inversión comenzó a posicionarse cuando el Bitcoin estaba a 1000 dólares
Cuando el precio de Bitcoin rondaba los 1000 dólares, el fondo gestionado por este inversor ya había comenzado a acumular posiciones. Según fuentes internas, la primera inversión alcanzó los diez millones de dólares, lo que era bastante agresivo entre los inversores institucionales de ese momento.
Pero la ambición de este inversor no se detuvo ahí. En 2013, invirtió en una empresa que más tarde desarrollaría una cierta cadena de bloques. Aunque esa cadena de bloques no logró desafiar la posición de Ethereum, esta inversión expuso su verdadera intención: lo que buscaba no era Bitcoin en sí, sino el próximo Bitcoin.
Su trayectoria de disposición es más intrigante:
Campo de minería: La inversión en BitMine en 2025 es solo una de las últimas acciones. Ya en 2018, se participó en la financiación de una empresa de minería.
Campo de negociación: Antes de invertir en una plataforma de negociación, fui un inversor temprano en otra conocida bolsa. En comparación con algunas rutas de cumplimiento de otras bolsas, esta bolsa mantiene un estilo más de criptopunk, que coincide perfectamente con la filosofía del inversionista.
Infraestructura: En 2021, cuando el mercado aclamaba en general los tokens de finanzas descentralizadas, el fondo gestionado por este inversor invirtió discretamente en proyectos que proporcionan infraestructura para la red Lightning de Bitcoin.
La comprensión de este inversor sobre Bitcoin va mucho más allá de ser solo un oro digital. En abril de 2021, durante una conversación con el exsecretario de Estado de EE. UU., planteó un punto de vista: Bitcoin podría ser utilizado por ciertos países para debilitar la posición del dólar.
El mundo de las criptomonedas está en un gran alboroto. Los partidarios lo acusan de traicionar sus principios, mientras que los opositores creen que está promoviendo teorías de conspiración. Sin embargo, al colocar esta declaración en el contexto del sistema de pensamiento general de este inversionista, la lógica se vuelve clara: Bitcoin no solo es un activo de inversión, sino también una herramienta de geopolítica. Puede tomar la iniciativa en la nueva guerra financiera.
Curiosamente, solo un año después, cambió su tono en la conferencia de Bitcoin, describiéndolo como un arma revolucionaria contra el sistema financiero tradicional. Incluso enumeró una "lista de enemigos": que incluía a ciertos inversores y banqueros conocidos.
Frente a los conservadores, habla de la seguridad nacional. Frente a la comunidad cripto, discute la revolución de la libertad. Lo que no cambia es el objetivo central: promover un nuevo orden independiente del sistema financiero tradicional. Esto muestra precisamente la característica central de este inversionista: su habilidad para utilizar la narrativa como herramienta estratégica.
Sus resultados son notables: liquidó a tiempo antes del cripto invierno de 2022, obteniendo una ganancia de 1,800 millones de dólares; en 2023, cuando el Bitcoin cayó a 30,000 dólares, volvió a actuar, comprando 100 millones de dólares. Es un ejemplo de libro de texto de vender alto y comprar bajo.
Es curioso: en julio de 2024, cuando se lance el ETF de Bitcoin y el capital institucional entre en gran medida, este inversor ha declarado públicamente que no está seguro de que Bitcoin tenga un gran aumento desde aquí. En su opinión, las verdaderas armas financieras nunca serán productos ETF que cualquiera pueda comprar fácilmente.
Detrás de toda disposición está un sueño monetario inacabado
Al abrir la cartera de inversiones del fondo gestionado por este inversionista, se pueden ver patrones claros: casi no invierte en aplicaciones concretas, no se involucra en las finanzas de los juegos y solo tiene un interés superficial en los tokens no fungibles. Los campos que realmente le interesan son: soluciones de escalado de segunda capa, infraestructura de cumplimiento, protocolos de derivados y redes de stablecoins. En su opinión, la importancia de la capa de protocolo es mucho mayor que la de los productos concretos, que es la filosofía de inversión que ha mantenido consistentemente.
Retrocedamos en el tiempo a 1998, cuando este inversor de 23 años fundó una empresa de pagos temprana. ¿Cuál era su visión inicial? No solo crear una herramienta de pago, sino crear una nueva forma de moneda.
Hace diez años, antes del nacimiento de Bitcoin, este inversionista ya estaba pensando en cómo revolucionar el sistema monetario existente. La empresa que fundó en sus inicios incluso desarrolló una aplicación para PDA que podía transmitir dinero digital a través de infrarrojos. Finalmente, debido a la presión regulatoria, se vio obligado a transformarse en una empresa de pagos tradicional.
En 2002, un gigante del comercio electrónico adquirió esta empresa de pagos por 1.500 millones de dólares. Lo primero que hizo este inversor tras obtener liquidez: fundar una empresa de inversiones para buscar sistemáticamente la próxima oportunidad de revolución monetaria. Esperó 12 años.
En 2014, cuando este inversionista comenzó a investigar seriamente sobre Bitcoin, lo que vio no fue simplemente efectivo electrónico, sino el sueño que no pudo realizar en su juventud. "Vivimos en una era en la que el mundo digital no está regulado y el mundo físico está estrictamente regulado." En 2015, este inversionista resumió así. La implicación es que: en el mundo digital, puedes construir cualquier cosa, incluido un nuevo sistema financiero.
En sus obras, este inversor enfatiza repetidamente: la competencia es el juego de los perdedores, el monopolio es lo que puede traer beneficios excesivos. Sus primeras experiencias emprendedoras le enseñaron que establecer un monopolio financiero en el mundo tradicional es casi imposible. La regulación te aplastará, los grandes bancos te acorralarán. Y la aparición de las criptomonedas ha cambiado las reglas del juego.
¿Cómo establecer un monopolio en un mundo descentralizado? La respuesta es: controlar la infraestructura más básica. Cuando todos construyen aplicaciones en Ethereum, poseer Ethereum es equivalente a cobrar alquiler. Cuando todas las transacciones requieren una moneda estable, controlar el protocolo de moneda estable es igual a tener la máquina de imprimir dinero. Cuando finalmente llegue la regulación, poseer una licencia de cumplimiento será igual a tener el boleto de entrada.
Este inversor incluso financió a las figuras clave de esta revolución. En 2014, su programa de becas otorgó cien mil dólares al fundador de Ethereum, que tenía 19 años, lo que le llevó a decidir abandonar la universidad y desarrollar Ethereum a tiempo completo. En cierto sentido, este inversor no solo invirtió en la infraestructura, sino que también invirtió en el talento que construye la infraestructura.
Esto explica por qué está posicionándose tanto en la banca tradicional (obteniendo licencias tradicionales) como en protocolos de finanzas descentralizadas; sin importar qué camino tome en el futuro, podrá mantenerse en una posición de ventaja. La razón más profunda podría ser: en su opinión, las criptomonedas no son simplemente una versión mejorada de las herramientas de pago, sino que son la forma en que la revolución de los pagos debería haber sido, un sistema financiero global verdaderamente libre y no controlado por ningún gobierno.
Ahora, el imperio cripto de este inversor ha comenzado a tomar forma.
El inversionista de 2025 ya no se contenta con ser un poseedor pasivo de moneda. A través de BitMine, plataformas de intercambio y proyectos bancarios, está construyendo un imperio financiero cripto completo.
Al llegar a este punto, surge una pregunta: ¿por qué este inversionista es tan agresivo mientras los gigantes financieros tradicionales siguen en la espera? Quizás la respuesta esté escondida en esa frase que dijo en 2015: "Vivimos en una era donde el mundo digital no está regulado y el mundo físico está estrictamente regulado."
Para este inversor, las criptomonedas no son solo una revolución financiera, sino la herramienta definitiva para construir un mundo digital no regulado. Ahora es el momento de apostar.
Después de todo, como dijo su amigo, el CEO de una conocida empresa tecnológica: "La mejor aventura es la aventura bien calculada." En esta aventura definitiva de las criptomonedas, la estrategia de este inversor apenas ha comenzado.