El ETF es un tipo de fondo de inversión cotizado que se puede comprar y vender en bolsas como las acciones. Sus mayores ventajas incluyen la inversión diversificada, la transparencia de la información, la flexibilidad comercial y las bajas tarifas de gestión. Al comprar un solo ETF, los inversores efectivamente poseen una cesta de activos, reduciendo los riesgos asociados con las fluctuaciones en un solo mercado.
Los ETFs se subdividen en tipo de acciones (que siguen índices del mercado de valores), tipo de bonos (enfocados en retornos estables), tipo de materias primas (como el oro y el petróleo crudo) y tipo de derivados con diseños apalancados o inversos, atendiendo a diversas necesidades de estrategias de inversión.
El rápido desarrollo de la Cadena de bloques ha hecho que la combinación de ETF y criptomoneda sea una realidad. Las autoridades regulatorias globales están relajando gradualmente la cotización de ETFs spot de criptomonedas como Bitcoin, lo que significa que tanto las instituciones como los inversores minoristas pueden participar en el mercado de criptomonedas más fácilmente.
Los ETF en cadena aprovechan las tres principales características de la Cadena de bloques: "falta de confianza", "transparencia instantánea" y "ejecución automatizada", permitiendo a los usuarios globales comerciar de manera transfronteriza las 24 horas del día. Ya sea gestión de activos, liquidación de dividendos o reestructuración, todo se puede procesar automáticamente a través de contratos inteligentes, reduciendo la intervención humana y el riesgo, y mejorando la posibilidad de participación de los usuarios en la gobernanza.
Con el auge de las DAOs (Organizaciones Autónomas Descentralizadas), más proyectos de ETF permitirán a los titulares participar en el desarrollo de productos y en las decisiones operativas a través de votaciones en el futuro, encarnando aún más el espíritu de gobernanza comunitaria de Web3.
Grandes instituciones financieras como BlackRock y Fidelity han lanzado sucesivamente ETFs de criptomonedas, lo que no solo expande el mercado de tokenización de activos, sino que también impulsa al capital tradicional a trasladarse hacia el campo de la cadena de bloques. En el futuro, con el auge de las aplicaciones de cadena cruzada y la tendencia de la globalización de activos, los ETFs permitirán que más inversores participen en el mercado financiero global con mayor transparencia, menores costos y ventajas descentralizadas, logrando una verdadera libertad de inversión sin fronteras.